Foto grupal 651

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lunes, 5 de abril de 2010

Recuerdos...

Matzuo Medina María del Carmen

¿Qué esperas de una fiesta de quince primaveras?
Respuesta: un sinfín de sueños cumplidos. Eso diría cualquier quinceañera que siempre ha tenido la ilusión de verse reflejada en el espejo de algún cuento de galantes príncipes y bellas princesas, pero yo solo deseaba un hermoso salón, un magnifico vestido y unos bailarines espectaculares.Empecé a ensayar justo tres meses antes de la fecha en que se tenía pensado hacer la celebración. Aunque de nada sirvió todo el tiempo invertido ya que los bailarines y el coreógrafo eran, sencillamente, los hombres más impuntuales que he conocido y por tanto la falta de ensayos provocó un desastre en la pista. El vestido me quedo enorme a pesar de haber realizado más de cinco pruebas de vestuario, la crinolina se movía mas que mi cadera durante la coreografía, la agujeta del corsé era más grande que la longitud del intestino, la falda se hizo más corta de una día a otro y las zapatillas dejaron de brillar; el cerebro, mi cuerpo y el metabolismo, me hicieron una mala jugada. El salón era más que conocido por la mayoría de mis amigos y familiares, cosa que no deseaba, sin embargo en aquel momento lucia espectacularmente diferente, sufrió una inesperada transformación dando el toque final a un día lleno de nervios, disgustos y desencantos.

Redacción 2.
La interminable lucha por querer entrar a cursar la secundario en el anexo para iniciación universitaria en la Escuela Nacional Preparatoria Plantel 02 “Erasmo Castellanos Quinto”. Inicio cuando pase a sexto de primaria y mi mejor amigo en aquellos tiempos, me comento que si tenía un buen promedio, tenía grandes posibilidades de entrar a un secundaria en la que podría tener más libertades como estudiante, conviviría con compañeros más grandes, no usaría uniforme y, lo mejor de todo, no tendría que hacer ni un solo examen para ingresar a la preparatoria y mucho menos para la universidad. La madre de aquel magnifico amigo (que por desgracia ya no he vuelto a ver) hablo con mi sacrosanta madre para comunicarle los requisitos que eran necesarios para ingresar a aquella escuela tan demandada y para ponerse de acuerdo sobre lo que harían par que ambos estuviéramos estudiando en el mismo lugar.Hablaron y hablaron muchas veces sobre el tema e incluso fuimos al registro juntos pero llegada la fecha en la que debíamos recoger el memorándum en el que nos daban a conocer si éramos o no, aceptados en tal escuela, se perdió toda comunicación entre nosotros. Por obvias razones el no fue aceptado y mucho menos yo.

Redacción 3.
Un bello recuerdo que sin duda dejo un vago recuerdo de mi feliz pubertad y una maravillosa marca al inicio de mi adolescencia; es el haber conocido al mejor amigo, compañero y apoyo, que jamás haya tenido o siquiera conocido.Fue un día de verano, por la mañana, al inicio de un curso –al que nos habíamos inscrito mi hermano menor y yo- para tomar clases de natación, en el famoso ExBalneario Olímpico, ubicado a pocas cuadras del metro Pantitlán.Yo andaba buscando al grupo que me correspondía, de acuerdo a mi edad. Vi a un par de instructores y les pregunte sobre el curso que me habían asignado; me fui y estaba a punto de tomar otra vez el camino erróneo y, amablemente me dieron una vez más, instrucciones. Fui caminando lentamente mientras que ellos al terminar su trabajo notaron que yo aun no llegaba al grupo que me habían asignado y rieron a carcajadas.Ese fue mi primer cruce de palabras y bochornosa presentación, con el que después sería mi inseparable compañero. Luego de ese lapso tan irrelevante, se dio una pequeña amistad por medio de una compañera de clase. Tal amistad con el instructor tenía como principal objetivo unir a mi amiga con él, pero al final de la historia todo termino por convertirse en un inesperado cuadro amoroso.

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